Torres en 24 horas
Si visitas nuestro pueblo durante un día, desde Torres Turismo te proponemos una visita al municipio en la que descubrirás lo más destacado de la localidad.
MAÑANA
Comenzamos la visita en la Cuesta de la Pila, lugar de reunión de los torreños desde tiempos inmemoriales. Es el centro neurálgico de la localidad y constituye el punto de encuentro de la mayoría de las citas turísticas.
Bajaremos por la calle Baltasar Garzón Real, hacia la Plaza de España. Representa el símbolo del Renacimiento en nuestra localidad como el primer espacio que se formó extramuros en la villa como consecuencia del incremento demográfico experimentado desde finales del siglo XV. Aunque debió constituir un armonioso conjunto de edificaciones caracterizadas por los elementos arquitectónicos de la etapa histórica en la que se construyeron, el paso del tiempo no nos ha dejado admirar todo su esplendor.
Desde la Plaza de España, por la calle Jesús Castillo Solís, llega nuestra visita al Templo de Santo Domingo de Guzmán. Construida entre los siglos XVI y XVII, este templo mezcla las formas ortodoxas del clasicismo renacentista con las formas constructivas populares. Los puntos imprescindibles a contemplar son la Pila Bautismal, una pieza mudéjar de finales del siglo XV, de las que se conservan 14 piezas similares en toda España y la talla de una Virgen del siglo XVII, recientemente restaurada, de Nuestra Señora de la Esperanza, la más antigua de la Parroquia.
A la salida del templo Parroquial encontramos la “Lonja de la Iglesia”, un excepcional mirador en uno de los accesos al templo. Sostenido por ocho majestuosos arcos de casi 10 metros los más grandes, se construyeron para abrir un nuevo, y segundo, acceso a la Iglesia de Torres.
Bajando por la calle Pablo Picasso, bajo el túnel del Mercado de Abastos, desembocamos en la Plaza del Lejío, un nuevo espacio concebido para el esparcimiento de los ciudadanos. Desde ahí, contemplaremos el Palacio de los Marqueses de Camarasa. Esta Casa-Palacio del Mayordomo de Francisco de los Cobos, parece ser que cuando aún no habían terminado las obras de ‘La Puente’, Vandelvira se encargó del proyecto de la casa del mayordomo, Bartolomé Ximénez. El palacio cuenta con una portada renacentista de incuestionable equilibrio y belleza.
Podemos subir por la calle Jardinillos, y a través de la calle Corredera llegaremos al Parque Municipal, donde podremos relajarnos y pasear a pie, además de contemplar el macizo rocoso que en Torres conocemos como “Las Cimbras”, un cortado natural que por la noche ofrece una imagen espectacular. Las mismas sirven, además, como zona de escalada con 17 vías nada menos.
En esa misma zona hay algunos bares y restaurantes de tapeo y de platos tradicionales torreños, por lo que es buen lugar y buen momento para reponer fuerzas.
TARDE
Después de recorrer el Parque Municipal, a través de la calle Amor de Dios, llegaremos a la Rambla de San Gil. Este cauce de agua se creó de forma natural como consecuencia de una gran tormenta que arrasó nuestra localidad el 1 de septiembre (de ahí su nombre) de 1843. Causó la muerte de 55 personas y dividió el municipio en dos, de arriba abajo, como se puede comprobar en diferentes puntos del casco urbano.
Si continuamos por la calle Andalucía, llegaremos al Pilar de San Francisco, y a la izquierda por la calle Castillo alcanzaremos el “Reloj de la Muralla”. En este lugar se encontraba la construcción más significativa de la Edad Media: el Castillo y su muralla que, partiendo de él, bordeaba la villa.
De Castillo sólo queda una de las tres torres que lo formaban, que hoy acoge el reloj municipal construido en 1933, de ahí su denominación –de la muralla-. La originalidad del enclave del mismo obedece a la pretensión de la entonces Corporación Municipal que deseaba que todos los vecinos lo oyeran y buena parte lo vieran desde cualquier punto del municipio.
Por las tortuosas cuestas del casco antiguo que bajan hasta la Plaza de España, de vuelta al centro de la localidad y para concluir nuestra ruta, a través de la calle Corredera acércate a ver la Ermita de “El Santo”. En la comarca de Sierra Mágina, San Sebastián fue conocido como “El Santo”, de ahí la dedicación de esta pequeña Iglesia al mismo desde el siglo XVI. En el siglo XIX la Ermita quedó reducida a escombros, y en el XX se volvió a levantar. Alberga algunas obras de valor como un lienzo con un Ecce Homo pintado al óleo del siglo XVII, otro lienzo de la Divina Pastora del siglo XVIII o una talla de Cristo Crucificado del siglo XX.
Si accedemos a la calle Baltasar Garzón Real por el callejón de los Civiles o la calle Calzada, y nos dirigimos de nuevo hacia la Cuesta de la Pila, podremos pasear por las calles del centro del pueblo que nos acercarán a la vida cotidiana de los torreños, ya que se trata de una de las zonas de restauración y comerciales más tradicionales.